Turismo

Miedes fue una localidad relevante de la Comunidad de Aldeas de Calatayud a mediados del siglo XIII. De hecho, fue cabecera de Río Miedes dando muestra de su importancia dentro de la zona.

Entre sus espacios más destacados, se encuentra su iglesia cuya primera referencia encontrada hasta la fecha se sitúa a finales del siglo XII dentro de una bula papal: “Ecclesiam de Miedes cum pertinenciis suis”

La zona de Miedes fue campo de batalla en la guerra entre Castilla y Aragón durante la llamada Guerra de los Dos Pedros a mediados del siglo XIV. Las tropas castellanas en defensa de Pedro I de Castilla de la mano del conde de Osona y Fray Artal de Luna contra el ejército de Pedro IV de Aragón. Su castillo fue escenario de la leyenda de la Traición en la que falleció la infanta Leonor hija de Alfonso X el Sabio. Por ello, el castillo posee una calle que recibe el nombre de la Traición. La tumba de la infanta se sitúa en la iglesia parroquial de San Pedro.

La villa de Miedes de Aragón se localiza en el corazón del valle de Perejiles, al abrigo de las mesetas que la separan del Campo de Langa y del Valle del Jiloca. La fertilidad de estas tierras ha sido determinante para que desde antiguo haya existido actividad humana en este territorio. Hoy muestra un cuidad casco urbano en el que disfrutar de retazos de su historia, patrimonio, naturaleza y sus sinos.

Los yacimientos arqueológicos que se extienden por su término municipal dejan ver dicha actividad temprana: los más antiguos están datados hace más de 50.000 años. En ellos se han hallado útiles tallados en piedra, propios de sociedades de cazadores recolectores. La abundancia de piedra de silex hace del entorno de Miedes in inmenso yacimiento en el que se han localizado materiales como raederas, buriles, puntas de flecha y bífaces.

Quizá por la cerámica de la ciudad celtibérica de Segeda se han localizado restos cerámicos y metálicos de los siglos V al II a. C., y de época romana, cerámica terra sigilata y objetos de hueso y asta. La ocupación del territorio continuó en la Edad Media; en las catas arqueológicas realizadas se hallaron materiales cerámicos, realizados a torno, como restos de grandes vasos cerámicos, vidriados en plomo y estaño, decorados en azul cobalto, probablemente de origen islámico.

Callejeando por Miedes

Miedes cuenta con una diversidad de paisaje difícil de encontrar en otros lugares.
Cuenta con dos zonas de protección, el LIC (Lugar de interés comunitario) de la Sierra Vicor-Espigar) y la Zona de Especial Protección para las Aves ZEPA Campo-Muelas del Jiloca.

En la zona esteparia hallamos vegetales como el espliego, la salvia, los tomillos, gamones, barriondas, etc., donde corretean los chorlitos, y abundan las perdices, cogujadas, águilas, etc.
En la zona cerealista conviven el trigo, la cebada, el centeno, los guisantes, los garbanzos, etc., con una fauna rica en codornices, caliandras, rocines, trigueros, aguiluchos, ratoneros, etc.

Entre las numerables viñas, y árboles de secano como los almendros y cerezos, los pardillos, escribanos, currucas capirotadas, mirlos y zorzales campan a sus anchas.
En los sotos de ribera las oropéndolas, cardelinos, verderones, abejarucos y toda clase de pequeños insectívoros, llenan con sus trinos los chopos, olmedales, sauzales y tarjales.

Naturaleza

Miedes cuenta con una diversidad de paisaje difícil de encontrar en otros lugares.
Cuenta con dos zonas de protección, el LIC (Lugar de interés comunitario) de la Sierra Vicor-Espigar) y la Zona de Especial Protección para las Aves ZEPA Campo-Muelas del Jiloca.

En la zona esteparia hallamos vegetales como el espliego, la salvia, los tomillos, gamones, barriondas, etc., donde corretean los chorlitos, y abundan las perdices, cogujadas, águilas, etc.
En la zona cerealista conviven el trigo, la cebada, el centeno, los guisantes, los garbanzos, etc., con una fauna rica en codornices, caliandras, rocines, trigueros, aguiluchos, ratoneros, etc.

Entre las numerables viñas, y árboles de secano como los almendros y cerezos, los pardillos, escribanos, currucas capirotadas, mirlos y zorzales campan a sus anchas.
En los sotos de ribera las oropéndolas, cardelinos, verderones, abejarucos y toda clase de pequeños insectívoros, llenan con sus trinos los chopos, olmedales, sauzales y tarjales.

Las zonas de cárcavas, donde solo conviven con los pinos carrascos, aliagas, espinos, y plantas rupícolas son el lugar preferido para los buitres, aviones roqueños, gavilanes, etc.

Finalmente la zona de monte, donde junto a los pinos luchan por sobrevivir las numerosas carrascas y algún rebollo, se escucha el sonido inconfundible del picapinos, los mitos, herrerillos, carboneros, etc., junto a alguna águila real.

Torre Campanario o Torre del Reloj

Uno de edificios emblemáticos de Miedes de Aragón es su torre campanario de piedra de sillar, planta cuadrada y robustos muros que le dan una altura de 30 metros realzando su imponente silueta. No siempre fue así. En sus inicios, se construyó la parte baja en el siglo XIV y su uso fue meramente de defensa. Fue ya a inicios del siglo XV cuando se le añade el segundo cuerpo de estilo gótico que recoge a su vez el campanario. En su parte superior, varias gárgolas vigilan el alto y ancho del municipio de Miedes.

Para acceder a la parte superior, se puede realizar a través de una escalera de caracol hechos con piezas únicas de piedra todavía marcadas por la marca del cantero

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Torre de la Iglesia San Pedro Apóstol
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Iglesia de San Pedro Apóstol

La iglesia parroquial de Miedes se trata de un edificio del siglo XIV que cuenta actualmente con una imagen muy distinta en su exterior. De origen mudéjar ha sido reformado en numerosas ocasiones destacando a principios del siglo XIX. La portada principal de corte clasicista se completa en su mayoría por ladrillo, pero también sobre cimientos de sillar. Su interior sí que mantiene más elementos medievales que apenas dejan entrever su origen mudéjar. La iglesia se compone de cinco naves: tres con bóvedas de crucería simple y posteriormente se añadió la cabecera y el coro. Cuenta con una capilla renacentista del siglo XVI con una bóveda de crucería estrellada junto a una nave que alberga el espectacular retablo de la Virgen del Rosario.

No falta en el interior del templo, el busto de apóstol que da nombre a la iglesia, San Pedro del siglo XVI. Además, cuenta con otro relicario anterior dedicado a San Blas del siglo XV. Cuenta con más decoraciones de siglos posteriores, un órgano barroco y el sepulcro que aguarda los restos de la Infanta Leonor…

Techo del Convento de la Purisima y San Blas

Convento de la Purísima Concepción y San Blas

Convento de la Purisima y San Blas

Otro edificio emblemático para visitar en Miedes es el Convento de la Purísima Concepción y San Blas. Recibe el nombre de San Blas ya que se construyó sobre una ermita erigida en honor a su patrón: San Blas de Sebaste. Templo de planta de cruz latina, capillas comunicadas, bóveda de lunetos y cúpula sobre pechinas en el crucero. Allí aparecen los escudos de la orden franciscana y de la Comunidad de Aldeas de Calatayud recordando la pertenencia a la sesma del río Miedes. Dos retablos destacan dentro del convento como son el de San Blas y el Mayor. Óleos sobre lienzo de estilo barroco. No hay que olvidarse tampoco de las Reliquias de San Alejandro que, según cuenta otra leyenda, cuando las ubicaron en la misma capilla que presidía el niño Jesús, la talla sonrió a Sor Inés Franco y le pidió que moviera las reliquias al otro lado del Altar Mayor.